Apenas horas de retirada la propuesta de Reforma Fiscal por parte del presidente Luis Abinader, salieron a la luz numerosos comunicados de sectores económicos y sociales expresando su deseo de sentarse en la mesa de negociaciones para elaborar un proyecto que satisfaga a la mayoría de los dominicanos, porque la totalidad es imposible.
Esto nos dice que todos estamos de acuerdo en la necesidad de hacer una Reforma Fiscal que dé al Estado los recursos económicos para satisfacer las necesidades del ciudadano y permita seguir impulsando el desarrollo del país, y al mismo tiempo impulse a las empresas y personas físicas a trabajar, crecer y escalar mayores niveles de bonanzas.
Porque, ojo, el desarrollo de un país no sólo se basa en cifras de crecimiento económico, eso debe traducirse en calidad de vida para las personas, mientras las empresas operan con estabilidad y proyecciones de crecimiento para alcanzar más rentabilidad, se mantiene la estabilidad polìtica y la paz social.
Visto eso, el país necesita una transformación integral en los recaudos de impuestos y tasas, sobre todo porque la economía se ha transformado en las últimas dos décadas de manera vertiginosa de la mano de la tecnología y las nuevas formas de hacer negocio.
República Dominicana necesita ver el panorama completo, para crear un ecosistema que beneficie a todos y nos proporcione herramientas para tener una vida digna junto a nuestras familias, incluso practicar la solidaridad humana con aquellos individuos que por cualquier razón existen en condiciones de vulnerabilidad.
Desde nuestra óptica y conociendo algunas recomendaciones de especialistas locales e internacionales, proponemos acciones, (Recogidas del sentir diario de la gente algunas) que eleven los ingresos del Estado y cumplan con lo establecido por las Naciones Unidas en los ODS, para que el país tengan un desarrollo basado en el crecimiento humano, social y económico, y darían más recursos de los previstos por el gobierno.
Entre ellas están: Un monotributo para las microempresas, la simplificación del sistema de tributación para personas físicas y Mipymes, la devolución de los excedentes de tributación a las personas y microempresas acogidas a sistemas simplificadas, la adecuación de la fiscalidad a las nuevas formas de negocios digitalizados, el acceso a la Seguridad Social de los trabajadores independientes, entre otros.
Si la fiscalidad se convierte en un aliado para el crecimiento económico de los ciudadanos físicos y jurídicos, el círculo virtuoso de la economía elevaría la rentabilidad de todos, el ascenso económico junto al social, a través de más calidad en la educación, salud, seguridad, ciudades más sostenibles, lo que equivale a ciudadanos más conscientes de sus deberes, pero también celosos de sus derechos.
El escenario es propicio y está servido, no hay ganadores ni perdedores, sòlo esperamos el accionar de las autoridades para seguir avanzando por la senda correcta, Repùblica Dominicana lo necesita.